viernes, 25 de octubre de 2013

Alarido


Sonó la música.

Rompió su carne para no escucharla.

Después del alarido,
llegó el cuervo.

Batió sus alas, él,
el blanco amante
de los cielos negros.

Plumas de metal
llevó en la sangre  /   y ojos
para ver el sueño
en la distancia.

Ahora sé que mira
desde un punto luminosamente mudo

algo que dejó en el aire:

Estos versos que escribimos
juntos y cantamos

el cuervo y yo.

Silvia Rodríguez Ares
25/10/2013

Foto:  © colourcascade (Sam Long)